5 de diciembre de 2011

A LA INMACULADA CONCEPCIÓN DE MARIA

Purisima de Velez Rubio, obra de Fernandez Caro, caravaqueño


¡Oh quién el arpa de David pulsara!
¡Oh quién tuviera tanta melodía,
Que en cánticos augustos celebrara
El gozo santo, la virtud preclara
Que infunde tu mirar, dulce MARIA!
Tú me miras, hermosa Virgen pura,
Tú me miras y lees mi pensamiento:
Tu imagen vive en mi corazón con su hermosura,
Y animado de mística ternura
Vierte miel en mi pecho, de contento.
Madre piadosa y Reina de profetas,
Torre de David, espejo de justicia:
Por ti giran del templo las veletas,
Por ti llevan los sabios sus mucetas,
Por ti se colma el mundo de delicias.
Por ti, sagrada arca de alianza,
Puerta del  cielo, pozo de las ciencias,
Perdón el pecador culpable alcanza;
Tú eres su refugio y su esperanza;
Tú el remedio de todas las conciencias.
Salud de enfermos, causa de alegría
Virgen de concepción pero sin mancha;
Eres Virgen de Israel MARIA,
Eres luna de noche y sol de día
Y quien el orco estrecha, el cielo ensancha.
¡Ay! deja que entregado á los delirios
De ilimitado amor llegue á tus plantas,
Por más que apague la impiedad tus cirios,
Por más que arranque de tu altar los lirios,
Que colocaran mil ofertas santas.
En este siglo de fatal ventura,
De aberraciones de mentida ciencia,
Do licenciosa mundanal locura,
Yo te consagro votos de fe pura,
De cristiana adhesión, fina creencia.
Yo seré siempre, ó Virgen nazarena,
El creyente del campo solitario;
El que te adore por de gracia llena,
Pisando flores ó desierta arena,
Lejos de un mundo infiel, tumultuario.
Yo seré sin ficciosa hipocresía
Tu humilde siervo y tierno anacoreta,
Y al solo dulce nombre de MARIA
Podré probar con alta melodía,
Que es el nombre más dulce del poeta.
DOMINGO DIAZ DE ROBLES.